miércoles, 16 de diciembre de 2009

UNA CRISIS NO SÓLO ECONÓMICA...

Cuando leí en la prensa el titular “Vamos al trabajo como a la prisión” me quede un poco sorprendida; en una gran empresa, como es France Télécom se habían suicidado ya 25 personas… “¿eso cómo puede ser?”
La crisis ha llegado y nos afecta a todos de una manera u otra. Esto nadie lo duda, pero ¿hasta qué punto afecta esta crisis para acabar con las vidas humanas? Este es el caso de muchas empresas de todo el mundo que están sufriendo oleadas de suicidios de sus empleados y directivos. Según un estudio publicado en la versión digital de la revista The Lancet, la crisis económica provoca un aumento del número de suicidios en los países afectados, principalmente por el paro y las dificultades económicas.
Se supone que estamos en el siglo XXI, el siglo del avance, de las democracias, un siglo en el que aparentemente todo se puede conseguir. Pero llegamos a una crisis de relevancia, una crisis que recuerda a la del año 1929. Nos encontramos con empresas en quiebra, con que la bolsa va mal, con que los bancos ya no dan tantos créditos… Y nos paramos a pensar en toda esa gente que está pagando las consecuencias de las imprudencias cometidas hace unos años.
Pues bien, ahora las empresas por lo que parece no quieren terminar en quiebra. Por ello, llevan a cabo ciertas reestructuraciones y se adaptan a la situación. ¿Pero a costa de qué? A costa de sus empleados, utilizados como un medio para conseguir su fin: el beneficio. Es cierto que se les paga para que trabajen, eso nadie lo duda, pero no hay que sobrepasar los límites como ha hecho France Télécom y otras muchas empresas en todo el mundo. Esta empresa es una de las más importantes (por no decir la más importante) del sector de telefonía en Francia, y hasta hace no mucho se encontraba en proceso de reestructuración interna, supuestamente necesario para la empresa y sus empleados, que se ha convertido más bien en una pesadilla: cambios de puestos repentinos, presión a los empleados, supresión de puestos, traslados a más de 100 km del domicilio… Todo esto y muchos otros factores como son el ambiente estresante que sufren a diario, ha llevado a 25 de sus empleados a suicidarse en menos de dos años. Estos hechos han obligado incluso a intervenir, no sólo a los sindicatos, que han conseguido la suspensión de las reestructuraciones temporalmente, sino también al gobierno. La empresa ha llevado a cabo varias medidas: paralización de los traslados fulminantes, ayudas psicológicas, cuestionarios remitidos a los trabajadores para conocer su situación… Pero los sindicatos desconfían y reclaman un cambio de filosofía.
El estrés laboral no es la única consecuencia de las presiones que hoy tienen los trabajadores. También se presentan ataques de pánico, depresión, agotamiento y falta de creatividad y confianza para tomar riesgos. Así mismo, genera angustia aumentar la productividad y las estrategias para medirla. Ante estas políticas hay una más alta incidencia de 'presentismo' en las oficinas, es decir, empleados que trabajan por más horas aunque estén enfermos.
Es la paradoja del siglo XXI: se supone que hemos avanzado, aunque quienes tienen empleo deberían estar felices por conservarlo, en realidad están agobiados y desmotivados por las exigencias de las empresas. Parece ser que hoy en día la crisis la pagan los que no tienen dinero, los que tienen miedo a perder sus empleos.
A lo que quiero llegar con todo esto es que hay que tener en cuenta a los empleados porque son la base fundamental de las empresas. Si no hay trabajadores, no hay empresa. No se les puede utilizar como meras herramientas para conseguir los objetivos que tenga esta.
Los gobiernos dejan actuar libremente a las empresas (que para eso estamos en una economía de libre mercado, o algo que se le parece), sin controlar ni un ápice lo que están llevando a cabo.
En definitiva, voy a resumir lo que pienso en una frase: si la crisis es culpa de los grandes, que la paguen ellos. Aunque todos somos suficientemente realistas como para saber que eso no va a ocurrir así.

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