lunes, 16 de noviembre de 2009

CELDA 211

Antes de comenzar, quiero dejar bien claro que no se trata de una crítica cinematográfica, ni mucho menos; simplemente voy a hablaros de una película que me ha gustado mucho.
Normalmente estamos acostumbrados a oír el típico comentario de que el cine español es malo. Bueno, eso es como todo… Tanto en el cine español como en el americano, como en el francés o cualquier otro tipo de cine, hay películas buenas y películas malas. Eso no creo que nadie me lo discuta. Pero aquí, en este país, no sé si para bien o para mal, hay una tendencia a menospreciar el nuestro.
También quiero que reflexionéis sobre esto: ¿si algo nos gusta significa que es bueno y viceversa? No estoy muy de acuerdo… De hecho, ahí vemos la variedad de opiniones que tiene la gente sobre una misma película, libro, obra de arte… Quizá la historia no esté bien narrada, pero técnicamente sea impecable.
Dejando todas estas cosas, que no sé si vienen mucho a cuento, voy a comentar la película de "Celda 211". Esta película, para quien no lo sepa, es la adaptación cinematográfica de un libro (el cual se titula igual). Esta adaptación no es exactamente igual a la historia del libro, ya que el final cambia completamente.
La sinopsis trata de un funcionario que se acerca a la cárcel donde va a trabajar un día antes de su incorporación, con tan mala suerte que se va a ver atrapado en un motín organizado por los presos de dicha cárcel.
La historia tiene dos caras: una, la cruda realidad del preso, personas que han cometido delitos y que van a pasar el resto de su vida encerradas, las cuales ya no tienen nada que perder. Estas personas, viven en una constante sensación de alarma, tienen que ser más listos que el de al lado, tienen que sobrevivir, y por ello son violentos. La otra cara, son los funcionarios, gente que se gana el pan trabajando en una cárcel llena de criminales de todos los tipos. Gente que superpone la condición de presos de esos criminales antes que la condición de persona. No menos violentos en algunos casos que los propios presos.
He aquí un conflicto entre las dos partes. Violencia contra violencia, y a ver quién gana. Entonces, es cuando el protagonista (Juan Olivier, interpretado por un debutante Alberto Ammann), después de que le caiga el ladrillo en la cabeza, ya no forma parte del mundo del funcionario sino del mundo del preso. ¿Mala suerte? Pues no sé, quizás… Pero ahí está, de la mano del creador del motín, Malamadre, quien a primera vista parece un “tío chungo” pero según avanza la película, nos demuestra que no es todo lo que parece. Desde luego, su perfil de preso no se lo quita nadie, pero detrás de ese caparazón se esconde cierta humanidad, alguien fiel a sus principios, a sus códigos de honor.
Luego está el resto de los funcionarios, aparentemente buenas personas… Eso sí, que los presos no les enfaden, que entonces irán y les pegarán, por malos. Hay algunos peores que otros, eso no lo dudamos. Y también el resto de los presos, no todos igual de buenos ni todos igual de malos, si no fijáos en el narco colombiano.
No voy a ponerme a hablar de cada personaje, porque sino, no acabo nunca. Me voy a parar a analizar la historia. Una historia complicada, delicada. Una historia de valentía, de venganza. También por qué no, una historia de supervivencia, en la que los personajes luchan por superponerse, por seguir ahí. Una historia de humanidad y sangre, de miedo y odio. Para mí, una historia rápida con unos personajes inteligentes, ambiciosos y desesperados por salir del lugar en el que están atrapados. En algunos casos ese lugar es la propia prisión, en otros es el propio puesto de trabajo. Quizá una historia de realidades que pueden ocurrir fuera de la ficción.
Como bien he dicho al principio, no sé si puedo clasificarla como buena película, puesto que esto es muy abstracto. No sé si tengo derecho a decirle a la gente: “Tienes que verla”, y que luego se lleve una decepción, como me ha pasado a mí otras veces por ir con expectativas.
Lo único que os puedo decir es que vayáis al cine la veáis y juzguéis por vosotros mismos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡QUÉ GRAN PELÍCULA!